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Una tortuga carey nada en las aguas de Larantuka (Flores, Indonesia). Foto: Greenpeace.
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Una tortuga carey nada en las aguas de Larantuka (Flores, Indonesia). Foto: Greenpeace.

Las ONG celebran la ratificación del Tratado Global de los Océanos por parte de España

jueves 06 de febrero de 2025, 18:52h
La reciente ratificación española del Tratado Global de los Océanos es un paso importante para proteger el mar y abordar los nuevos desafíos, como la sobrepesca o la contaminación, a los que se enfrentan los ecosistemas marinos.

Por Amigas de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF España

Las organizaciones Amigas de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF celebran la reciente ratificación por parte de España del Tratado Global de los Océanos, también llamado Tratado de Alta Mar. Este paso refuerza el compromiso de nuestro país con la protección de los mares y océanos y con la cooperación internacional para la conservación marina.

El Estado español, al convertirse en uno de los primeros países en ratificar este acuerdo, demuestra su apoyo a la protección de la biodiversidad en aguas internacionales y su apuesta por el multilateralismo en un momento en el que algunos actores globales ponen en duda la eficacia de los acuerdos internacionales. El Tratado de Alta Mar, suscrito en Nueva York en 2023 por 107 países tras años de negociaciones, establece un marco legal para proteger la biodiversidad en aguas internacionales, que representan casi la mitad de la superficie del Planeta y dos tercios de los océanos. Hasta el momento sólo quince países, de los sesenta necesarios para su entrada en vigor, han ratificado el acuerdo.

España debe asumir un papel activo
Este tratado, esencial para alcanzar el objetivo global de proteger al menos el 30% de los océanos para 2030, crea un marco adecuado para abordar desafíos como la sobrepesca, la contaminación, el reparto equitativo de los beneficios de los recursos genéticos marinos y para evaluar y limitar el impacto de nuevas actividades humanas, como la minería submarina.

Sin embargo, esta ratificación debe ser sólo el principio. Instamos al Gobierno español a dar más pasos para garantizar que la actividad humana, tanto en aguas internacionales como en sus aguas jurisdiccionales, sea plenamente compatible con la preservación de los ecosistemas marinos y de su biodiversidad.

Una mantarraya nada en las aguas ricas en plancton de la costa de Nusa Penida (Bali, Indonesia). Foto: Greenpeace.

El Gobierno español debe continuar con el cumplimiento de la hoja de ruta para alcanzar la protección del 30% de las aguas marinas españolas en 2030 y del 25% ya en 2025. También debe profundizar en la gobernanza participativa de estos espacios, comenzando con la aprobación de los planes de gestión de los ecosistemas marinos protegidos, así como dotar adecuadamente con recursos humanos y materiales la puesta en marcha y el seguimiento de dichos planes. Pedimos además adoptar la prohibición de la minería submarina en aguas españolas, igual que ya se hizo con la exploración de gas y petróleo.

Colaboración y compromiso colectivo
En un contexto global, donde el compromiso con acuerdos internacionales es fundamental, el Estado español ha dado un paso decisivo que esperamos sirva de ejemplo para que otras naciones se sumen a la ratificación del tratado. Desde las organizaciones ecologistas pedimos también que el Gobierno español asuma un papel activo en la promoción del acuerdo, alentando a otros países a ratificarlo y que asegure su implementación efectiva para garantizar la salud y sostenibilidad de nuestros océanos.

Sólo a través de la colaboración y el compromiso colectivo podremos enfrentar los desafíos que amenazan nuestros mares y asegurar un futuro próspero para las generaciones venideras.

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